sábado, 15 de marzo de 2014

Los mismos errores

Confié mucho sin tener de qué aferrarme. Sólo promesas, palabras. Un par de cada cosa que el viento se llevó a penas pudo. Creí que tenía razón... me equivoqué, una vez más.
No entiendo mi necesidad extrema de forzar las cosas para que terminen de ser lo que yo quiero. Nunca logre entender que, así no funcionan. Quizá porque cuando realmente quiero algo, hago todo lo posible por obtenerlo, sin importar las consecuencias o problemas que eso conlleve. Soy así: quiero algo y no paro hasta tenerlo. No me importa nada más. Pero a veces tengo que aprender (y entender, de una buena vez) que no todo siempre se va a dar como yo quiero. Que de los errores se aprenden, y que los golpes de la vida me enseñan cada vez más. Que no está tan mal darse la cabeza contra la pared para ver la realidad cuando todo parece estar fatal.

Hoy compruebo que no puedo lidiar con el destino, y con cada persona. No puedo cambiar nada de todo mi alrededor, si no empiezo por mí misma. 
Alejarme de las cosas que me perjudican va a ser lo mejor que puedo hacer para empezar. Dejá de encapricharte, loca. Viví la vida.

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