martes, 4 de noviembre de 2014

Emociones encontradas una noche de soledad

Estoy bloqueada: no puedo empezar a escribir, ni a descargarme, ni a expresarme. Bloqueada de todo, hasta de sentimientos. No sé qué es lo que quiero (o sí se, pero me da miedo decirlo) no sé cuál de las dos cosas, es peor.

Quiero empezar todo desde el principio, desde el primer casillero. Borrar las cuentas viejas que no me ayudaron a ganar, juntar todas las fichas, ir con la de perder, y dar vuelta el juego. Aplicar esta regla a todos los aspectos de mi vida cuando algo no me guste, o salga mal. Intentar, arriesgar una y mil veces, hasta que las cosas cambien de dirección hacia la que yo quiero que vayan. Caminar hasta sentir que me duelan los pies (o volar, menos cansador) y gritar hasta sentir que se me va la voz. Hacer todo, y que ésta vez, sea suficiente. Dejar de preocuparme por las cosas innecesarias y por personas que a la larga demuestran no valer nada. Empezar a ver el lado positivo de las cosas (tus ojos, tu sonrisa en esos momentos de eterna oscuridad...) admirar a las personas que tengo alrededor, esas que me hacen sentir bien conmigo misma y ser capaz de decir: me hacen mejor persona. Abrazar, hasta no sentir los brazos. Cantar, bailar, reírme. Disfrutar de las pequeñas cosas: un beso y un "te quiero" que me haga sonrojar. 

Vos, simplemente vos.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Cambios irremediables y otros no tanto

A veces, el destino se parece a una rara tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Vos cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote. Otra vez volves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Esto se repite una y otra vez. Como esas rutinas que estresan. Esto se debe a que la tormenta no es algo que venga de lejos y no guarde relación con vos. Esta tormenta, en definitiva, sos vos. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que podes hacer es resignarte, meterte en ella, taparte con fuerza los ojos para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. En su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí solo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos.

Soy libre, me digo. Cierro los ojos y, durante unos instantes, pienso que soy libre. Pero no termino de entender qué significa. En estos momentos, lo único que tengo claro es que estoy sola. Sola en una tierra desconocida. ¿Consistirá en esto la libertad? No tengo idea. Tesis desconectadas de la realidad, terminología vacía, ideales usurpados, sistemas inflexibles. Son esas cosas a las que a mí, realmente, me dan miedo. Son esas cosas a las que yo odio con todo mi corazón. Sin embargo, los errores de juicio personales pueden corregirse en la mayoría de los casos. Si uno tiene la valentía de reconocer su error, las cosas, generalmente, se pueden arreglar. Pero la estrechez y la intolerancia de la gente sin imaginación son igual que los parásitos. Provocan cambios en el cuerpo que los cuida y, mudando de forma, se reproducen hasta el infinito. Continuamos viviendo cada uno a su manera, incluso ahora. Por profunda y fatal que sea la perdida, por importante que sea lo que nos han arrancado de las manos, aunque nos hayamos convertido en alguien alguien completamente distinto y solo conservemos, de lo que antes éramos, una fina capa de piel, a pesar de todo, podemos continuar viviendo, así, en silencio. Podemos alargar la mano e ir tirando del hilo de los días que nos han destinado, ir dejándolos luego atrás. En forma de trabajo rutinario, el trabajo de todos los días, haciendo, según cómo, una buena actuación. Al pensarlo, me sentí terriblemente vacía.

Soltar para avanzar... ¿soltar, para crecer?

Es increíble que puedan caber tantos significados y dificultades en una sola palabra: soltar.
¿Soltar qué? Una relación, una persona, un recuerdo, una foto, una adicción. Soltarse de algo, de un abrazo, de un momento, de un amor. Tan fácil decirlo y tan difícil cumplirlo. 
¿Es lo mismo dejar ir, que soltar? En mi opinión personal, creo, definitivamente, que es mucho más común dejar ir, sin haber soltado. Todas las personas en algún momento de sus vidas tienen que dejar ir a alguien, o a algo, que ya no puede quedarse, por más que quieran. Pero, dejar ir no significa soltar. No todos los que dejan ir, se sueltan, se desprenden. Creo que esa es la parte más difícil de todo esto, soltarse, aún habiendo dejado ir.

Dejé ir, pero no (te) solté. No me solté, no se soltó, ni nos soltamos. Simplemente nos dejamos ir, como dos desconocidos. El allá, yo acá, dos personas totalmente diferentes, unidas por algo insignificante, chiquito, tan chiquito como los recuerdos guardados en ese rincón que nadie puede ver, solo esa persona que los guarda, y quien los comparte. 

lunes, 7 de abril de 2014

Sentimientos plasmados un día de lluvia

Sentimientos que necesitan ser plasmados de una manera u otra, y sinceramente, no encuentro una manera más sincera y comprensiva que escribir.
Siento miedo, mucho miedo. Miedo a no sé, a que vuelva a pasar lo mismo, a volver a sufrir, a llorar hasta quedarme dormida, a levantarme sabiendo que las cosas cambiaron. Miedo a errar, a intentar y que me salga mal. Me alejo de las personas que realmente me quieren por ese motivo, por el miedo. La inseguridad de sentirme traicionada, herida. Se que de eso se trata esto, la vida, no? De fracasar, caer, levantarse y seguir... pero siento que no, que no puedo. Aunque sea esta vez.
Me siento bien, segura de lo que hice y hago, pero no de lo que siento. Estoy confundida, estoy rodeada de emociones que me ahogan. Por parte, sé que lo que hice estuvo mal, no tendría que haberlo hecho, ni esa vez ni todas las demás, pero ahora sí siento que aprendí. Siento que era lo que me faltaba para darme cuenta de que no puedo manejar a las personas y a las situaciones como yo quiera. Era obvio que en algún momento todo lo que hice iba a volverme, tal y como yo lo dí. Tengo por bien sufrido lo sufrido, y llorado lo llorado. Y lo puedo decir con la más pura certeza, de que así es. Por eso siento que fue una experiencia que me enseñó a pararme de otra forma y a ser más madura e inteligente (quizás) a la hora de tomar decisiones. Pero ese no es el problema principal... el problema es que sigo con el mismo miedo de que toda esa secuencia que juré no volver a revivir, vuelva a pasar. Sé que cometí mis errores, mis malas actitudes, pero quedó en el pasado. Esta vez quiero hacer borrón y cuenta nueva, alejarme de todo lo que me hace mal, tanto de personas como de cosas. Empezar de cero como si fuera algo totalmente nuevo, aunque a veces se me hace totalmente imposible.

(En sus brazos me siento protegida. No sé cómo en tan poco tiempo logró esto, es algo raro e incomprensible. Con cada abrazo que me da me siento la persona más cuidada del mundo. Me hace sentir bien, por más diferencias y poco conocimiento que compartamos. Siento ganas de seguir conociéndolo pero de otra forma, desde otro punto de vista. Dibuja una sonrisa con cada cosa que dice, me hace reír, que creo y no me equivoco: es lo principal. Porque a veces también, es fundamental tener a alguien al lado. Por más creencias de que la felicidad no está al lado de nadie, sino dentro de uno. Sacando ese pensamiento individualista... también creo que a veces, un poco de amor es fundamental en la vida de un ser humano. Podés tener todo lo que queres, pero, si te falta amor, el resto del mundo sobra.)

sábado, 15 de marzo de 2014

Los mismos errores

Confié mucho sin tener de qué aferrarme. Sólo promesas, palabras. Un par de cada cosa que el viento se llevó a penas pudo. Creí que tenía razón... me equivoqué, una vez más.
No entiendo mi necesidad extrema de forzar las cosas para que terminen de ser lo que yo quiero. Nunca logre entender que, así no funcionan. Quizá porque cuando realmente quiero algo, hago todo lo posible por obtenerlo, sin importar las consecuencias o problemas que eso conlleve. Soy así: quiero algo y no paro hasta tenerlo. No me importa nada más. Pero a veces tengo que aprender (y entender, de una buena vez) que no todo siempre se va a dar como yo quiero. Que de los errores se aprenden, y que los golpes de la vida me enseñan cada vez más. Que no está tan mal darse la cabeza contra la pared para ver la realidad cuando todo parece estar fatal.

Hoy compruebo que no puedo lidiar con el destino, y con cada persona. No puedo cambiar nada de todo mi alrededor, si no empiezo por mí misma. 
Alejarme de las cosas que me perjudican va a ser lo mejor que puedo hacer para empezar. Dejá de encapricharte, loca. Viví la vida.

Día gris

Me levanto 15 minutos tarde. Me subo al auto y me doy cuenta que me olvide el celular, por ende, tuve que volver a casa a buscarlo. Me peleo con X. Me subí a un colectivo y tuve que volver a bajarme. Me lo tomé media hora después. Me pelee con una vieja en el colectivo. Me peleo con x, nuevamente. Se está por largar a llover. No hice ni un cuarto de todo lo que tendría que haber hecho en el día. No se que decir. "Hoy no es mi día, ya me enteré."

Finales

Lo que asusta del tiempo es no percibir su paso, no darte cuenta de lo rápido que pasa, si es que está pasando.

Los finales determinantes y precisos duelen, pero a veces duele más la manera de terminar algunas cosas: no te das cuenta. Ni siquiera reconoces que terminó. Es lo doloroso. Sólo pasa el tiempo, las cosas se dan como se tienen que dar, las heridas sanan (a veces) y después ni siquiera con claridad, pero se vuelven a abrir. Nunca cicatriza del todo, y eso es lo que poco a poco nos va matando.
¿Cuando fue la última vez que te sentiste así?